De nada

A diferencia de gracias, la expresión de nada puede estar entre las más desagradables del español (y del portugués). De nada prácticamente anula todo lo dicho anteriormente sobre el agradecimiento. Si digo de nada, estoy implicando que no he hecho nada; por ende, no hay nada por lo cual agradecer.

No es orgullo reconocer que hicimos algo por otra persona. Pero sí lo es decir que no fue nada, menospreciando lo hecho como si fuese una limosna, como si no hubiese requerido alguna forma de sacrificio o como si se hubiera hecho de mala gana. El orgullo existiría si nos valiéramos del favor para asirnos a alguna forma de superioridad (que puede darse en múltiples formas); una superioridad inexistente, porque un favor de verdad siempre es una forma de humillación: es poner mi vida en pausa para hacer algo por otro y, por lo tanto, un reconocimiento de la importancia del prójimo a expensas de la mía.

Lo especial de hacer algo por alguien, de mostrarle favor, es que hay un sacrificio personal voluntario. Negar ese sacrificio es robarle toda la esencia a la gracia mostrada. Hacer un favor es una forma de mostrar amor, porque el amor es dar y dar siempre implica despojo.

Por eso, reconociendo que el favor es voluntario, aun si requirió un gran sacrificio, es mejor decir «con gusto», «con amor» o no decir nada y tan solo abrazar, besar o sonreír disfrutando la plenitud que en la vida solo se siente tras haber mostrado gracia.

Si Dios no existiera, no habría nada que agradecer: a Él nada porque no existiría y a los demás tampoco porque no tendría sentido. De la misma manera, tampoco habría nada que hacer por Él ni por los demás. Si existiéramos por un proceso meramente natural en el cual lo único que importara fuera la supervivencia del más apto, los actos de bondad serían a lo sumo apariencias para alcanzar la propagación de los genes, pues todo lo que habría sería «indiferencia ciega y despiadada», en palabras de Richard Dawkins, el ateo y darwinista más famoso del mundo. La cosmovisión importa.

No quiero decir con esto que el ateo no sea capaz de ejercer actos de bondad. Digo que cada vez que muestra gracia o da gracias, su subconsciente creyente traiciona su ilusión de ateísmo. Porque si Dios no existe, la moral objetiva no existe, de modo que los actos de bondad no existen. Y si los actos de bondad no existen, nadie hace un favor real —nadie muestra gracia— y el que lo agradece lo hace… de nada.

1 comentario en “De nada

  1. Ateo 1

    ¿Como no tendria sentido agradecer a los demás si Dios no existe?. Incluso, siendo completamente egoistas, si no agradecemos a los demás, entonces, esa persona no te va a volver a hacer un favor.

    Por cierto, Dawkins ha dicho muchas veces que él no está de acuerdo con en el Darwinismo social.

    El último párrafo es similar a decir «Si la belleza objetiva no existe, entonces, el arte no existe».

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